domingo, 17 de octubre de 2010

El Caos

Según la Cosmogonía de Hesíodo (S. VIII a.C.), el origen del universo mítico parte de una masa indefinida llamada Caos (Χάος). Del él nacieron Gea (Γαῖα, la Tierra), el tenebroso Tártaro (Τάρταρος, situado en el fondo de la tierra), Eros (Ἔρως, fuerza fundamental que asegura la continuidad de las especies y la cohesión interna del cosmos), Erebo (Ἔρεβος, las tinieblas infernales) y la negra Noche (Νύξ). De los dos últimos nacieron Éter (Αἰθήρ, el cielo superior) y Día (Ἡμέρη).

Las sucesivas generaciones de dioses representan el complicado proceso que entraña el paso del Caos al Cosmos.

En la primera generación de dioses, Gea, madre de universo y, como tal, venerada en muchas mitologías, engendró a Urano (Οὐρανός), el cielo estrellado que la cubre por entero, las grandes montañas (οὔρεα μακρά), sede de las ninfas de los bosques, y el Ponto (Πόντος), el mar. Tras el nacimiento de Urano y Ponto, se unió a ellos y dio lugar así a la segunda generación de dioses.

De Urano y Gea nacieron los seis Titanes (Τιτᾶνες: Océano, Ceo, Crío, Hiperión, Jápeto y Crono), las seis Titánides (Τιτανίδες: Tea, Rea, Temis, Mnemosine, Febe y Tetis), los tres Cíclopes (Κύκλωπες: Brontes, Estéropes y Arges) y los tres Hecatónquiros (Ἑκατόγχειροι: Coto, Briareo y Giges)

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