domingo, 20 de marzo de 2011

HOMERO

1. LA ÉPICA

Las manifestaciones literarias más antiguas corresponden a la poesía épica (épos significa "relato, canto"). La poesía épica griega es una literatura de tradición oral, lo cual determina también la manera de componer los versos, que cuentan las hazañas de los héroes ocurridas en época legendaria y cuyo mayor representante es Homero.

La literatura épica griega de tradición oral fue cantada por aedos, (ἀοιδός "cantor", derivado de ἀείδω "cantar") cantores de poemas épicos que actuaban en palacios y plazas públicas ante un público eminentemente popular, con acompañamiento de un instrumento de cuerda y sin necesidad de un texto escrito, y que trabajaban con técnicas propias de la composición oral como las fórmulas y los epítetos. El aedo se limita a repetir, con pequeñas variaciones, una serie de cantos de héroes y personajes míticos que él a su vez ha aprendido de otros aedos, sin que intervenga la escritura. Más tarde los poemas eran recitados por rapsodas (ῥαψωδός; de ῥάπτειν, coser, y ᾠδή, canto) que memorizaban largas series de versos y necesitaban un texto fijado por la escritura. El rapsoda crea sus propios poemas a partir de una serie de temas y motivos legados por la tradición. Ésta es la etapa de poesía culta a la que pertenece Homero.

El tema de la poesía épica era la época micénica (S. XV-XI a.C.), fuente de las leyendas que recuerdan hazañas comunes como la apertura de rutas comerciales (conquista de Troya) y la expedición al Mar Negro (Vellocino de Oro), cantadas ya en los palacios micénicos. Los protagonistas de las leyendas son los héroes, nobles guerreros acostumbrados a combatir en enfrentamiento singular y a persuadir mediante la palabra en el consejo o la asamblea, acciones ambas que proporcionaba fama y reconocimiento.

Jean Auguste Dominique Ingres, 1827
Apoteosis de Homero
En literatura épica griega destaca la obra de dos grandes autores que pasan por ser tanto los iniciadores de la literatura occidental como los educadores del pueblo griego: Homero (s. VIII a. C.) y Hesíodo (s. VII a. C.). No se conserva ningún resto escrito estrictamente literario con anterioridad a esta fecha.

2. HOMERO

Como primeras obras de la literatura griega, y por ende de Occidente, conservamos la Ilíada y la Odisea, atribuidas al poeta Homero, que rememoran el mundo micénico, aunque los poemas, según han llegado hasta nosotros, fueron redactados hacia el s. VIII a. C. La Ilíada cuenta la cólera de Aquiles ocurrida durante la Guerra de Troya. La Odisea cuenta el regreso de Ulises a Ítaca tras la Guerra de Troya.

Hoy parece demostrado que ambas epopeyas son, en realidad, la culminación de una larga tradición de poesía oral, surgida en la Edad del Bronce y fijada por escrito en el s. VIII a.C., en las que se habrían incorporado los relatos e interpolaciones que componen los textos que hoy conocemos.

Ambos poemas muestran características de la épica oral: fueron compuestos para ser recitados o cantados con acompañamiento de la lira y los hechos narrados, los temas recurrentes y gran parte de los versos son los propios de la poesía épica oral, pero su estructura, la caracterización de los personajes principales y la atmósfera de cada poema, trágica en la Ilíada, fantástica en la Odisea, son, sin duda, el fruto del genio poético de Homero.

Es bastante probable que, como en muchas obras épicas, la composición de estos poemas fuera el resultado de engarzar diversos cantos de creación y difusión oral que los aedos cantaban como episodios autónomos ante su público. Pero tradicionalmente se atribuye a Homero el genio y la originalidad de la composición y unidad de ambas obras.

2.1. Biografía

Pocos datos nos han llegado acerca de la biografía de Homero y la mayoría de dudosa autenticidad. La leyenda nos lo presenta como un aedo ciego que recitaba sus poemas o como un maestro de la escuela de rapsodas, nacido a finales del siglo VIII a. C en Quíos o en la isla de Esmirna (es decir, de Jonia), aunque ya desde la antigüedad otras ciudades se disputaron ser su patria (Colofón, Cumas, Pilos, Ítaca, Argos y Atenas).

Acerca de su muerte, existe una tradición desde el siglo V a. C., según la cual se produjo en la isla de Íos.

Homero . Óleo sobre lienzo, 1841.
Homenaje a la 
Apoteosis de Homero de Ingres (1827).
Los defensores de la teoría de la existencia real del poeta se basan, entre otras cuestiones, en la etimología de su nombre, dato por otra parte muy controvertido. El nombre de Ὅμηρος es una variante jónica del eólico ὅμαρος, rehén,  prenda o garantía. Otra teoría que sostiene que su nombre proviene de una sociedad de poetas llamados los Ὁμηρίδαι, que significa ‘hijos de rehenes’, es decir, descendientes de prisioneros de guerra a quienes se confiaba el trabajo de recordar la poesía épica local. También se ha sugerido que lo que podría contener el nombre Ὅμηρος es un juego de palabras derivado de la expresión ὁ μή ὁρῶν, que significa el que no ve.

2.2. La cuestión homérica

Los griegos atribuían estos poemas a Homero, pero ya en la Antigüedad, los filólogos helenísticos, entre los siglos III y II a.C., observaban diferencias de estilo y de temática en los poemas, así como irregularidades y contradicciones y consideraban que la Odisea era más reciente que la Ilíada y que, en consecuencia, no podía atribuirse a Homero.

El estudio de la lengua y las referencias de los poemas permiten datar solo de forma aproximada la composición de las obras: la Ilíada, hacia la mitad del siglo VIII, y la Odisea, cerca del fin del mismo siglo. De hecho, las notables diferencias que presentan los dos poemas en la construcción técnica, el estilo, la lengua e, incluso, la concepción del mundo han llevado a algunos estudiosos a afirmar que, en realidad, se trata de obras de autores diferentes, aunque el responsable de la última debió de conocer la Ilíada; otros, sin embargo, argumentan que tales diferencias se pueden explicar perfectamente como el fruto de la evolución artística desde la juventud a la madurez de un único poeta, Homero. Pero ninguna de las dos posiciones resulta concluyente.

William Bouguereau, 1874
Homero y su guía
Algunos autores han llegado a negar incluso su existencia, aunque hoy no cabe duda de que ello y de que desarrolló su labor en un momento en que los griegos "redescubrieron" la escritura. Utilizando la escritura, Homero condensó en sus poemas todo un bagaje de leyendas, mitos y héroes que los aedos habían cantado durante siglos. Con él la épica griega se convierte en un género de poesía culta, pasando a ser a su vez maestro indiscutible del género.

La cuestión resurgió en el año 1666 con el filólogo François Hédelin, abad d'Aubignac, quien sostenía que los dos grandes poemas atribuidos a Homero no eran más que una amalgama de cantos populares aislados y sin valor literario debido a las imperfecciones e incongruencias de tipo arqueológico, lingüístico, estilístico, etc. De este modo, desmitificaba la figura de Homero y dejaba abierta la polémica sobre la cuestión homérica: ¿son ambos poemas obra de un único autor (tesis unitarista) o son el resultado de cantos épicos independientes (tesis analista)

El filólogo alemán F. August Wolf, en el prólogo de su edición de Homero, Prolegomena ad Homerum, de 1795, argumentaba que el poeta nunca existió. Partió de la base de que la escritura no era conocida en época de Hornero, y dedujo que los poemas fueron compuestos en el 950 a. C. y transmitidos por vía oral hasta ser puestos por escrito en tiempos de Pisístrato en Atenas, en el siglo VI a. C. Durante estos siglos, habrían sufri­do modificaciones corrupciones.

Posteriormente, la escuela neoanalítica ha interpretado los poemas homéricos como resultado de la obra de un poeta a la vez recopilador y creador.

Frente a ellos se halla un punto de vista unitario que sostiene que cada uno de los poemas homéricos tiene una concepción global y una inspiración creativa que impide que puedan ser resultado de una compilación de poemas menores. Algunos incluso señalan que las diferencias existentes entre ambos poemas sugieren la presencia de un autor distinto para cada uno de los dos poemas.

Las tesis analistas se mantuvieron durante el siglo XIX;  sin embargo, en el XX perdieron fuerza las posiciones unitaristas y las analistas se acercaron.

Actualmente, se cree en la existencia de un poeta llamado Homero que habría dado forma a la Ilíada partiendo de un material épico preexistente. Es más difícil aceptar que ese mismo poeta hubiese creado la Odisea, pero tampoco existen pruebas suficientes que demuestren lo contrario.

2.3. La obra de Homero

Portada de la edición Rihel hacia 1572.
Aunque se le atribuyen otras obras, las que le dieron fama son la Ilíada y la Odisea: largos poemas épicos narrativos, compuestos cada uno por 24 cantos o rapsodias, de extensión variable, entre 450 y 900 versos, que tienen como trasfondo la Guerra de Troya.

Respecto a la valoración de Homero, hoy se pone el énfasis, más que en el acto creativo de un poeta en solitario, en el hecho de que este poeta supiera recoger y organizar genialmente las tradiciones míticas anteriores a él relacionadas con la guerra de Troya y otros temas heroicos.

2.3.1 Características formales

Que Homero tiene detrás toda una larga tradición de poesía oral se puede confirmar por varios hechos:

a) El tema de sus poemas, los sucesos relacionados con la legendaria guerra de Troya, pertenecen a un pasado ya lejano para él (siglo XIII a.C.). El conocimiento de esa guerra, de las hazañas de sus héroes y de aspectos de la cultura material de entonces (palacios, armas, vestidos, etc.), sólo pudo llegarle por tradición oral. Además, el conocimiento actual sobre mundo micénico, gracias a la arqueología y al desciframiento del Lineal B, nos permite confirmar las coincidencias entre la organización política y social que reflejan los poemas y la del mundo micénico; también hay coincidencias en el nombre de ciertos dioses (Zeus, Poseidón, Atenea, etc.) y héroes (Héctor, Áyax, etc.); incluso hay palabras homéricas que ya se encuentran en las tablillas micénicas.

b) Esos mismos hechos debían de ser conocidos por su público, ya que los personajes son introducidos sin que se cuente nada de su pasado.

c) En ocasiones el propio Homero nos presenta a los aedos cantando acompañados de la forminge (φορμίγξ).

d) Las peculiaridades de la lengua usada por Homero: una lengua artificial y llena de arcaísmos, formada básicamente a partir del jonio pero con elementos de otros dialectos, como el dorio, el eolio o el arcado-chipriota, formas que en su época ya se habían perdido, y creada con finalidad poética después de cuatro siglos de trasmisión oral.


e) El uso de un lenguaje formulario consistente en un conjunto de frases hechas y expresiones fijas que se repiten continuamente y en lugares fijos; se trata de epítetos usados sistemáticamente para referirse a personajes u objetos (Atenea, la de los ojos de lechuza; Aquiles, el de los pies ligeros; veloces naves; Héctor, el de tremolante casco). Las fórmulas épicas son propias de toda poesía oral y fruto de una larga tradición en la que los poetas orales, combinando estos elementos fijos, eran capaces de componer largos poemas de miles de versos a veces y recordarlos fácilmente.

f) Uso de ciertos recursos estilísticos, como comparaciones, catálogos (largas enumeraciones de guerreros, pueblos que participan en el combate, etc.), invocaciones a las Musas, digresiones (narraciones o relatos que se alejan de la acción principal), escenas típicas que se repiten siempre en los mismos contextos y sin apenas variación (sobre todo en las escenas de combate).

Todos estos rasgos se encuentran en poemas épicos de otras culturas, como el Ramayana y el Mahabharata de la India, el Poema de Gilgamesh de los sumerios, los Nibelungos de la cultura germánica o el propio Poema del Cid castellano. Estas coincidencias se explican tanto porque la épica griega deriva de la épica que debieron tener los indoeuropeos como por los posibles influjos recibidos de las culturas mesopotámicas.

En cuanto a la métrica, sus obras están escritas en hexámetro dactílico en series indefinidas de versos, es decir, con una unidad de repetición o metro de seis pies, en el que se alternan dáctilos (_∪∪) con espondeos (_ _). Esta regularidad métrica es fundamental en la memorización de los poemas y en su transmisión oral de generación en generación. Su estructura sería la siguiente:
_∪∪ _∪∪ _∪∪ _∪∪ _∪∪ _ _

A los elementos aportados por la tradición oral, Homero añadió ciertos rasgos propios que dieron personalidad a su obra: Así creó unos poemas mucho más largos que los cantos de los aedos, organizados alrededor de las peripecias de un héroe principal con las que se entrelazan las de muchos otros personajes menores; Introdujo más intensidad y dramatismo en la acción; Realizó una selección consciente del material que le había llegado por tradición oral; Por último, Homero "humanizó" deliberadamente a sus héroes con virtudes como el amor a la patria, al amigo, etc.

2.3.2. Argumento de la Ilíada: la cólera de Aquiles

Primeros versos de la Ilíada
La Ilíada, con sus cerca de 16 000 versos, es un gran poema épico lleno de furor guerrero. Los hechos que se narran mantienen una cronología lineal, pero con digresiones que se apartan en ocasiones del tema central: el asedio final de Troya (una fortaleza situada en Asia menor, cerca de los Dardánelos, llamada actualmente Hissarlik y descubierta en 1870 por Heinrich Schliemann) por parte de los aqueos y sus aliados, un breve intervalo en comparación con los diez años que los aqueos llevaban acampados frente a las murallas de la ciudad. El hilo conductor del poema es la cólera del héroe griego Aquiles (cólera es precisamente la palabra con la que comienza el poema).

La obra comienza en el noveno año de la guerra de Troya, tras el saqueo del templo de Apolo por los griegos. Como parte del botín, Agamenón , jefe del ejército griego aliado contra Troya, y Aquiles, caudillo de los mirmidones, reciben dos prisioneras. Tras verse obligado Agamenón a devolver la suya para aplacar la ira de Apolo, arrebata a Aquiles la joven Briseida, botín de Aquiles. Ahora Aquiles, agraviado y enfadado, renuncia al combate. Como consecuencia de esta renuncia, los troyanos ponen en apuros al campamento griego y Patroclo, amigo de Aquiles,  sale a la batalla vestido con la armadura de Aquiles y muere a manos del troyano Héctor. Aquiles, con una nueva armadura forjada por Hefesto a petición de Tetis, vuelve al campo de batalla para vengar la muerte de su amigo en combate singular. Mata a Héctor y se niega a devolver el cadáver a los troyanos. El anciano rey Príamo suplica a Aquiles y le ofrece un gran botín para poder enterrar a su hijo. Durante los funerales de Héctor en Troya y de Patroclo en el campamento griego, se produce una tregua. Al final del poema, vence la compasión por encima de la sed de venganza, lo cual expresa bien la gran visión humanista de Homero.

En el poema destaca la intervención de los dioses en las hazañas de los mortales. Los dioses del Olimpo se presentan bajo ­aspecto humano, luchando apasionadamente en el campo ­griego o en el troyano. A pesar de su parecido físico con los mortales, ellos son inmortales, ἀθάνατοι, puesto que se alimentan de ambrosía (ἡ ἀμβροσία) y néctar (τό νέκταρ) manjares míticos relacionados con la vida eterna de los dioses.
Ambientación de Troya de W. Petersen
Las dudas sobre la autenticidad histórica de los acontecimientos narrados en la Ilíada son muchas, aunque hay elementos que inducen a creer al menos en la veracidad de algunos de ellos. Así, por ejemplo, se sabe de la existencia de relaciones no siempre pacíficas entre la ciudad de Troya y la Grecia continental.
Mapa con la procedencia de los contingentes que, según la mitología griega, intervinieron en la guerra de Troya. Los caudillos aqueos están señalados en verde y los troyanos y sus aliados, en amarillo.

2.3.3. Argumento de la Odisea: el retorno del héroe

Inicio de la Odisea escrita en el dialecto griego jónico.
La Odisea, en sus más de 12 000 versos, narra el retorno desde Troya a su patria de Odiseo / Ulises, héroe inteligente y astuto que resuelve las situaciones difíciles con ingenio, como la toma de Troya con el gran caballo de madera. En este regreso se vio envuelto en numerosas aventuras y peligros en los que perdió a sus compañeros, mientras, en el palacio de Ítaca, su fiel esposa Penélope lo esperaba acosada por numerosos pretendientes. El regreso del héroe al hogar tras pasar un sinfín de peripecias y arrostrar innumerables peligros será un tema recurrente en las literaturas occidentales posteriores y perdura aún en las baladas populares griegas.

Como en la Ilíada, el autor centra los acontecimientos en un episodio que dará cohesión a las diferentes aventuras del héroe: el regreso a su hogar, Ítaca, y la recuperación de su reino. La estructura narrativa del poema es más compleja, pues las digresiones suponen simultanear dos acciones (Ulises, por una parte, y Telémaco, su hijo, que lo busca, por otra) y un salto temporal en el que el propio Ulises pasa a ser el narrador de sus aventuras pasadas.

Ulises no presenta los rasgos característicos de los héroes de la Ilíada. Es un héroe valiente y osado, pero al mismo tiempo es reflexivo y realista. Amparado siempre por la inteligencia de la diosa Atenea, su protectora, Ulises sale indemne de todos los peligros gracias a su ingenio; es un personaje astuto (πολυμήτις) y rico en recursos (πολυμήχανος).

La obra consta de 24 cantos y se estructura en tres partes:

a) La Telemaquia, que cuenta el viaje de Telémaco en busca de noticias de su padre a los reinos de otros héroes que volvieron de Troya, como Menelao y Néstor. En los primeros cantos (del I al IV) se narra la dura situación que sufre Ítaca a causa de la ausencia de Ulises (Penélope se encuentra asediada por pretendientes, que dan al héroe por muerto y le exigen que elija a uno de ellos como esposo, mientras consumen la hacienda de la familia ) y la resolución de Telémaco de partir de la isla en busca de su padre, alentado por la diosa Atenea.

b) La llegada de Ulises al país de los feacios; las aventuras de Ulises, desde su salida de Troya hasta llegar a la isla de Calipso, son narradas por el propio héroe durante su estancia en el palacio del rey Alcínoo (cantos V al XII). Al comienzo del poema, Ulises se encuentra en la isla de la ninfa Calipso, quien ha de dejarlo marchar tras decidir los dioses, a petición de Atenea, permitirle el regreso a su hogar. De regreso a su patria, Poseidón hace naufragar a Ulises, quien recala en el país de los feacios. Allí, su rey, Alcínoo, lo acoge con hospitalidad y, al reconocer al héroe, éste relata sus infortunios desde la partida de Troya: la sucesiva pérdida de su flota y sus compañeros entre tempestades; su estancia en el país de los lotófagos; los enfrentamientos con seres monstruosos, como el cíclope Polifemo, los lestrigones, las sirenas o Escila y Caribdis; la llegada a la isla de Eolo, dios de los vientos; el descenso al Hades; la ira de Helios cuando devoran sus bueyes sagrados, o la transformación en cerdos a manos de la maga Circe.

c) El retorno de Ulises a Ítaca y la venganza de los pretendientes (del canto XIII al XXIV). El héroe es acompañado por los feacios, expertos navegantes, a Ítaca. Se dirige primero a la casa de su fiel sirviente Eumeo y se encuentra allí a su hijo Telémaco, que regresaba de Esparta, lugar al que se había di­rigido en busca de noticias sobre su padre. Juntos planean la venganza de los pretendientes de su esposa y de su reino, episodio en el cual, Ulises, disfrazado de mendigo, pasa la prueba del arco y los mata. Finalmente, el héroe es reconocido por Penélope, después de que Ulises le relatara cómo construyó el lecho nupcial. El poema finaliza con la visita de Ulises a su padre, el viejo Laertes, con lo que la paz vuelve de nuevo a Ítaca.

El tono de la Odisea es menos guerrero y con más elementos novelescos que el de la Ilíada y presenta una civilización más avanzada, de modo que la obra, más que a la exaltación de los valores aristocráticos, responde a la estructura tradicional del cuento de aventuras. Las diferencias con la Ilíada se extienden a una mayor presencia del mundo doméstico y de estratos sociales más diversos que los héroes y los dioses. Incluso la actitud de los inmortales resulta bien diferente: frente a las actuaciones bastante crueles y caprichosas de los dioses en la guerra de Troya, que en ocasiones parecían buscar la mera diversión, en la Odisea sus intervenciones están guiadas por motivaciones más éticas y por la búsqueda de justicia.
2.3.4. Otras obras de Homero

La tradición le atribuye obras menores: el hábeas de los Himnos homéricos, dedicados a diversas divinidades; la Batracomiomaquia, épica menor cómica basada en una lucha entre ranas y ratas; la Tebaida, los Cantos ciprios, y varias obras perdidas o fragmentarias como el Margites. Algunos autores antiguos le atribuían el Ciclo épico completo, que incluía más poemas sobre la Guerra de Troya así como epopeyas sobre la vida de Edipo y sobre las guerras entre argivos y tebanos.

Los historiadores modernos, sin embargo, suelen estar de acuerdo en que todos estos poemas son posteriores a la Ilíada y la Odisea.

Homero déco
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Y no te pierdas La guerra de Troya contada con mucha guasa.

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