Como otras lenguas derivadas del indoeuropeo, el griego y el latín son lenguas flexivas. Eso significa que una misma palabra puede adoptar distintas formas según las categorías gramaticales que representa. Estas lenguas distinguen formalmente entre el sistema verbal o conjugación y el sistema nominal o declinación (nombres, adjetivos, pronombre y artículo). Además entran en juego otro tipo de palabras carentes de flexión: adverbio, preposición, conjunción e interjección.
El sistema de la flexión nominal y el de la verbal son diferentes tanto por sus morfemas desinenciales como por sus categorías significativas, aunque pueden formarse sobre una misma base léxica o radical. Ambos sistemas sólo comparten la indicación de una categoría gramatical, el número, pero los morfemas para expresarlos son distintos.
Toda palabra consta de un elemento básico, necesario como base de la palabra y de la familia de palabras derivadas, que recibe el nombre de raíz, y unos morfemas, llamados sufijos, que pueden tener valor léxico (de significado) o gramatical (temas y desinencias). Los primeros sirven para formar derivados, mientras que los segundos sirven para indicar las funciones de la palabra en la frase, es decir, sus categorías gramaticales.
Comenzamos por la flexión nominal o declinación cuyas categorías gramaticales son caso, género y número.
– Caso: indica la función sintáctica. El griego simplifica aún más que el latín el sistema indoeuropeo, de modo que sólo tiene cinco casos frente al indoeuropeo que tenía ocho.
GRIEGO
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IDE.
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LATÍN
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FUNCIÓN
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Nominativo
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Nominativo
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Nominativo
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Sujeto y atributo
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Vocativo
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Vocativo
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Vocativo
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Apelación
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Acusativo
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Acusativo
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Acusativo
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C.D.
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Genitivo
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Genitivo
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Genitivo
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C.N.
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Ablativo
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Ablativo
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C.C. procedencia
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Dativo
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Locativo
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C.C. lugar
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Instrumental
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C.C. instrumento
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Dativo
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Dativo
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C.I.
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– Género: indica el género gramatical (no debe confundirse con sexo). Originariamente había tan sólo dos géneros: animado e inanimado. Posteriormente se hizo necesario diferenciar, dentro del género animado, el masculino y el femenino al que se dotó de un sufijo diferenciador (esto explica que actualmente el masculino sea el término no marcado y que, por lo tanto, incluya a ambos) y se llamó neutro al inanimado (<neuter “ni uno ni otro). En la declinación el neutro se caracteriza por tener los casos rectos (nominativo, vocativo y acusativo) iguales, mientras que los casos oblicuos (genitivo y dativo) se forman como los animados del mismo tipo. Restos de la situación original son los llamados género común (nombres a los que se le pueden atribuir los dos géneros: el/la testigo) y género epiceno (nombres con un único género gramatical a los que se debe añadir la palabra macho o hembra para diferenciar su sexo, generalmente nombres de animales: la ballena –macho-).
– Número: es la única categoría que comparte con el verbo por lo que deben concordar. Originariamente eran tres: singular (indica unidad o totalidad), plural (indica multiplicidad) y dual (se refiere a dos sujetos u objetos que se consideran una pareja natural e indisoluble, como los dos ojos). Su uso en Homero y en ático es ya un arcaísmo que se podía evitar añadiendo al plural la indicación de “dos” mediante un numeral cuando era preciso.
Finalmente, en griego hay tres declinaciones que se reconocen por su enunciado. Los sustantivos se enuncian con la forma de nominativo y el genitivo de singular al que se añade el artículo para saber el género. Los adjetivos se enuncian con todas las formas de nominativo de singular, de modo que pueden tener tres formas (masculino, femenino y neutro) o dos formas (masculino – femenino y neutro).
NOMBRE
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TEMA
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GENITIVO
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GÉNEROS
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1ª decl. o temas en -α
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-α, -η
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-ας, -ης, -ου
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Principalmente femenino, aunque también masculino
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2ª decl. o temática
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-ε/-ο
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-ου
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Principalmente masculino y neutro, pero también femenino
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3ª decl. o atemática
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Resto
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-ος (-ους, -ως)
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Palabras de los tres géneros
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