Cita del día

viernes, 23 de marzo de 2012

EL RAPTO DE PERSÉFONE

El mito fundamental de Deméter, que constituye el corazón de los misterios eleusinos, es su relación con su hija Perséfone.

El rapto de Perséfone. Nicolo dell´Abbate
El lugar exacto en el que se hallaba Perséfone resulta difícil de situar, puesto que se han señalado varios. Entre ellos, el más comúnmente admitido corresponde al llano de Enna, en la región de Sicilia; también se enuncian sitios como una pradera de Eleusis o la llanura de Misa, e incluso en Arcadia, Samotracia y el monte Cilene. En lo que todas las versiones del relato coinciden es en situar a Perséfone en un lugar paradisiaco y bucólico, acompañada por algunas hermosas ninfas (o Leucipe, o Atenea y Artemisa según el himno homérico, o algunas Oceánides) y entretenida en recoger flores silvestres. En esto, descubrió un narciso, que Gea instigada por Zeus había hecho brotar y cuyo olor y colorido le atrajo de inmediato; en cuanto se agachó para acariciarlo, la tierra cedió bajo sus pies y se formó un enorme agujero del que emergió la figura de Hades, el dios del inframundo, montado en un carro guiado por cuatro corceles negros. Enseguida sujetó a Perséfone y la introdujo en sus dominios subterráneos; la infeliz muchacha sólo tuvo tiempo de gritar y llamar a su madre. Sólo los bosques y prados de Sicilia habían sido testigos directos de la desaparición de la querida hija de Deméter, la diosa que oyó un grito desgarrador y supo que Perséfone había traspasado la frontera del abismo. Lo que nunca sospechó fue que el propio Zeus había tomado parte en tan vergonzosa acción.

El rapto de Proserpina. Bernini
Cuando Hades pidió su anuencia a Zeus para llevarse consigo a Core, el padre de los dioses se muestra cobardemente ambiguo, teme enfrentarse a la madre de la joven, Deméter, pero tampoco quiere disgustar al dios del abismo. De modo que Hades decidió por sí mismo y raptó a la muchacha.

Después de haber oído el desgarrador grito de su hija, la diosa Deméter corrió en su ayuda, pero, al no encontrarla, perdió la razón y una terrible angustia se apoderó de ella. Para calmarse, inició un largo peregrinaje de búsqueda infructuosa y llena de incertidumbre. Se vistió de luto y, con dos antorchas encendidas en sus manos para alumbrarse durante la noche, estuvo vagando por la tierra durante de nueve días y nueve noches. Durante la búsqueda, Deméter se sintió sedienta y a lo largo del camino encontró a una mujer de nombre Mime quien le proporcionó agua. La diosa bebió de una forma tan rápida y desesperada que el hijo de Mime, Ascalabo, se burló de ella. Al darse cuenta, Deméter, quien no estaba de humor para bromas, lanzó el resto del agua al niño, convirtiéndolo en una lagartija. Por esto se dice que quien mata a este animal es amado por los dioses. Al décimo día, a punto ya de desfallecer y mientras estaba descansando en la piedra Agelasta (γέλαστος "el que no ríe, triste"), la diosa se encontró con la titánide Hécate, quien también había oído el desgarrador grito de Perséfone y, aunque no pudo identificar a su raptor, sin embargo, le manifestó a Deméter que la cabeza de éste se hallaba cubierta por oscuras sombras. Este dato fue suficiente para alertar a la diosa. No obstante, decidió consultar a Helio, el dios que todo lo ve, y este le confiesa la confabulación formada para raptar a Perséfone y que el fatídico narciso lo había puesto allí Gea, porque así lo había ordenado Zeus. Hay varias versiones de cómo Deméter supo qué había pasado con su hija. Sea como sea, irritada por la ofensa, la cólera de Deméter era tal que decidió, disfrazada de vieja, abandonar el Olimpo y sus funciones, que eran hacer crecer el trigo y llenar el mundo de vida, mientras su hija no le sea devuelta. Como consecuencia, la tierra dejó de dar frutos y el hambre y la muerte asoló la tierra. En algunas versiones Deméter prohíbe a la tierra dar frutos, en otras está tan ocupada buscando a Perséfone que no se ocupa de ella, y en algunas la profundidad de su desesperación hace que nada crezca. Además, como castigo por no haber intervenido, convirtió en sirenas a las ninfas que acompañaban a su hija en aquel aciago momento.

El rapto de Perséfone. Frederic Leighton (1891)
El desconsuelo de la diosa era tal que el propio Zeus no pudo aguantar más la agonía de la tierra, pues temía que la raza humana sucumbiera y se extinguiera, y  mandó emisarios para que regresara con los demás dioses. Primero fue Iris, la más veloz de entre los mensajeros de Zeus y, a continuación, fueron en busca de Deméter todos los demás dioses. Pero ella, mientras no esté a su lado Perséfone, se niega a hacer fructificar los campos. Entonces Zeus, ante el nulo resultado de sus embajadas, cedió y envió a Hermes al Hades para exigir a Hades la liberación de Perséfone.

Hades aparentemente accede pero puso como condición que Perséfone no probase bocado en todo el trayecto. Sin embargo, engañosamente hace probar a la muchacha la comida de los muertos, la granada, lo cual bastaba para encadenarla para siempre al Infierno y a Hades. En otras versiones Perséfone no era engañada sino que decidía comerlas por sí mismas. Según las fuentes Perséfone comió seis o cuatro semillas de granada, incluso según algunas versiones, Ascálafo, el jardinero del Hades, descubrió a Perséfone comiendo voluntariamente las semillas de granada y la delató, por lo que Deméter, para vengarse de él, lo sepultó bajo una roca de la que le sacó Heracles, entonces la diosa lo transformó en lechuza. En una versión alternativa, Hécate rescató a Perséfone. Zeus decretó entonces una fórmula de compromiso: Perséfone distribuiría el tiempo entre el mundo subterráneo con Hades y el terrestre con su madre. Deméter acepta y, por fin, queda resuelto tan subrepticio asunto. La proporción varía según los autores: según unos, permanecería la mitad del año con cada uno; según otros pasaría dos tercios del año con su madre y un tercio con el dios. Cuando Deméter y su hija estaban juntas en el Olimpo, en primavera y verano, todos los vegetales crecían y fructificaban, pero, cuando Perséfone volvía a la morada subterránea de Hades, en otoño e invierno, Deméter estaba demasiado triste para realizar sus obligaciones y la tierra se convertía de nuevo en un erial estéril. De allí surgen las estaciones del año. La diferencia de tiempos a menudo está en relación con la duración del invierno en la zona de procedencia de la historia.

Ya antes, Hades se había encargado de poner a disposición de Perséfone todos los bienes del Tártaro: "Aquí tú serás la dueña de todo cuanto vive, de todo cuanto se arrastra por el suelo. Tú obtendrás entre los inmortales los mayores honores. En cuanto a los hombres que hayan vivido en la injusticia, encontrarán aquí su castigo de todos los días, al menos aquellos que no aplaquen tu cólera mediante sacrificios y santas prácticas".

El rapto de Perséfone. Luca Giordano
Este mito puede también haber explicado los orígenes del ritual del matrimonio y ser interpretado como una alegoría de los rituales de los antiguos griegos, que sentían que el matrimonio era una especie de rapto de la novia por parte del novio. La más popular explicación etiológica de las estaciones puede haber sido una interpretación posterior.


REPRESENTACIONES DE PERSÉFONE / PROSERPINA


Escultura:


Pintura:


Literatura:


Música:


Ingeniería:





clásicos: Perséfone/Proserpina

jueves, 22 de marzo de 2012

PERSÉFONE

"Proserpina" de
Dante Gabriel Rossetti.
 
Perséfone (Περσεφόνη, ‘la que lleva la muerte’) es hija de Zeus y de Deméter. La joven doncella, que en un principio se llamaba Kore (Κόρη, ‘doncella), cambió su nombre por el de Perséfone cuando fue raptada por Hades y convertida en la reina del Inframundo.

En otros dialectos era conocida por otros nombres, como Persephassa o Persephatta. Homero la llama Persephoneia (Περσεφόνεια). Los romanos tuvieron noticia de ella por primera vez a través de las ciudades eólicas y dóricas de la Magna Grecia, donde usaban la variante dialéctica Proserpina (del latín proserpere, ‘emerger’) o Leptinis.

Perséfone está vinculada al mito de la primavera y es una deidad de vida, muerte y resurrección.



VISIÓN GENERAL

Perséfone, de Christian Friedrich Tieck
Su historia de Perséfone tiene un gran poder emocional: una doncella inocente, el dolor de una madre por el rapto y el regreso de su hija. También es citada con frecuencia como un paradigma de los mitos que explican procesos naturales, con el descenso y el regreso de la diosa provocando el cambio de estación.

Pero los griegos también conocían otra faceta de Perséfone. Ella era además la terrible Reina de los muertos, cuyo nombre no era seguro pronunciar en voz alta y a la que se referían como «La Doncella». En la Odisea, cuando Odiseo viaja al Inframundo, alude a ella como «Reina de Hierro». Su mito central, aún con toda su familiaridad emotiva, era también el contexto tácito de los extraños ritos iniciáticos secretos de regeneración de los misterios eleusinos, que prometían la inmortalidad a sobrecogidos participantes: una inmortalidad en el mundo subterráneo de Perséfone, en un banquete con los héroes bajo su pavorosa mirada.

Sin embargo, Perséfone no tenía una posición estable en el Olimpo. Solía vivir muy lejos de los demás dioses, siendo una diosa de la naturaleza anterior a plantar semillas y cultivar plantas. En la tradición olímpica fue cortejada por los dioses Hermes, Ares, Apolo y Hefesto, pero ella rechazó todos sus regalos y alejó a su hija de la compañía de los dioses. Así, llevaba una vida pacífica hasta que se convirtió en la diosa del inframundo, lo que, según los mitógrafos olímpicos, no sucedió hasta que Hades la raptó y la llevó allí con él.

GENEALOGÍA.

Según la Teogonía de Hesíodo, Perséfone era hija de Zeus y Deméter: “Y él [Zeus] fue a la cama de la abundante Deméter, quien concibió a Perséfone, la de blancos brazos, robada por Hades del lado de su madre”.

Casada con Hades, en muchos de los tratados de mitología griega se afirma que no tuvieron descendencia. Sin embargo, según los órficos son los padres de las Erinias (Tisífone, Megera y Alecto).

Junto a Zeus engendró a Zagreo, quien por instigación de Hera fue despedazado y posteriormente resucitado con el nombre de Yaco, y a Melinoe (Μελινοη, "Pensamiento oscuro"), diosa griega  de los fantasmas y de las ofrendas de propiciación hechas a los difuntos que cada noche descendía a la tierra acompañada de un séquito de fantasmas (cf. los misterios órficos). Se dice que Zeus tomó el aspecto de Hades y sedujo a Perséfone en el río Estigia, aunque algunas tradiciones atribuyen la paternidad de Melinoe al mismo dios Hades.

EPÍTETOS.

Deméter y Perséfone. Relieve del S. IV
Perséfone (“la que lleva la muerte”) es su nombre en la literatura épica de la Grecia jónica, cuyo nombre no era seguro pronunciar en voz alta y a la que se referían como «La Doncella».

Era frecuente referirse a Perséfone y su madre Deméter como aspectos de la misma diosa y eran llamadas «las Deméters» o simplemente «las diosas».

REINO

Como esposa de Hades, es reina del Inframundo, mandaba a espectro, gobernaba a los fantasmas y llevaba a cabo las maldiciones de los hombres.

Como hija de Deméter, ambas diosas fueron honradas como las principales divinidades de la abundancia y de la fertilidad, y por los agricultores que celebraban, en la época de la cosecha, fiestas como las Tesmoforias y las Eleusinias.

REPRESENTACIÓN Y ATRIBUTOS

Se la representa siempre joven con un ramo de narcisos o también sentada en un trono de ébano con una antorcha en la mano. Otras veces la encontramos en un carro tirado por caballos negros, junto a Hades.
Su atributo es la granada.

MITOS Y LEYENDAS

    Orfeo y Eurídice, de Rubens 
  • El romance de Eurídice y Orfeo. Perséfone, como despiadada reina de los muertos, sólo mostró clemencia una vez. Tras la muerte de Eurídice la música de Orfeo era tan arrebatadoramente triste que la diosa se conmovió y permitió que éste se llevase a su esposa de vuelta al mundo de los vivos con la condición de que ella caminase tras él y él nunca intentase mirarla a la cara hasta que estuviesen en la superficie. Orfeo accedió pero falló, al mirar atrás casi al final para asegurarse de que su esposa le seguía, y perdió a Eurídice para siempre.

    Venus y Adonis, de Ch. J. Natoire 
  • El romance de Adonis y AfroditaCuando Adonis nació, Afrodita lo tomó bajo su protección y fue hechizada por su belleza sobrenatural. Afrodita se lo dio a Perséfone para que lo cuidara, pero ésta también quedó asombrada por su belleza y rehusó devolvérselo. La discusión entre las dos diosas fue resuelta por Zeus (según otras versiones, por Calíope) quien decidió que Adonis pasase cuatro meses con Afrodita, cuatro con Perséfone y los cuatro restantes del año solo.

  • Cuando Hades persiguió a una ninfa llamada Mente, Perséfone la convirtió en una planta de menta.

    Teseo y Piritoo jugándose a Helena
    a los dados, 
    Odorcio POLITI
     
  • El cortejo de Pirítoo. Pirítoo y su amigo Teseo prometieron casarse con sendas hijas de Zeus. Teseo escogió a Helena, la secuestró con la ayuda de Pirítoo y decidió retenerla hasta que tuviese la edad de casarse. Dejaron a Helena con la madre de Teseo, Etra, y viajaron al inframundo, reino de la elegida de Pirítoo, Perséfone, y del marido de ésta, Hades, quien fingió ofrecerles hospitalidad y preparó un banquete. Tan pronto como la pareja se sentó, las serpientes se enroscaron en torno a sus pies, atrapándolos. Teseo fue finalmente rescatado por Heracles pero Pirítoo no tendría esa suerte.




clásicos: Perséfone/Proserpina

DEMÉTER


Δημήτηρ o Δημήτρα, ‘diosa madre’ o quizás ‘madre distribuidora’. En la mitología romana se asociaba a Ceres. Según el retórico ateniense Isócrates, los mayores dones que Deméter daba a los atenienses eran el grano, que hacía al hombre diferente de los animales salvajes, y los misterios eleusinos, que le daban mayores esperanzas en esta vida y en la otra. Su figura viene de tiempos muy antiguos; es una diosa que asegura la fecundidad de la tierra y vela por las cosechas. Se presenta como la nueva madre Tierra, pero mucho más próxima y humana.

GENEALOGÍA.

Hija de Crono y Rea, y por tanto hermana mayor de Zeus, pertenece a la tercera generación divina. Tuvo varias uniones amorosas:
  • Con Zeus: Tras la victoria de Zeus sobre los Gigantes se convirtió en su cuarta esposa y le dio dos hijos: Core, luego llamada Perséfone, y Yaco. Su mito está íntimamente ligado al de su hija y ambas constituyen una pareja denominada “las diosas”.


  • Con Poseidón: Cuando la diosa buscaba a Perséfone por todas partes, Poseidón que la amaba, la seguía sin cesar. Para escapar de él, Deméter se transformó en yegua y se metió entre los caballos del rey Oncos en Telefousa (Arcadia). Pero Poseidón, tomando la forma de un caballo, se apareó con ella a la fuerza. Deméter se puso literalmente furiosa (Deméter Erinia) por este asalto, pero lavó su ira en el río Ladón (Deméter Lusia). De esta unión nacieron una hija, Despoina (Δέσποινη el ama, la dueña, la señora), cuyo nombre real no podía ser pronunciado fuera de los misterios eleusinos y que posteriormente fue confundida con Core, y un corcel de negras crines llamado Arión (Άρείων, el mejor). Este caballo pertenecerá primero a Oncos y luego a Heracles, que se servirá de él en la expedición contra Elis y luego en su lucha contra Cicnos.


  • Con Yasión: Este era hijo de Zeus y de la pléyade Electra, famoso por su belleza, al que se representa como un joven que lleva el cuerno de la abundancia. Ambos yacieron en un campo arado tres veces, lo que tenía un significado simbólico, y de esta relación nacieron Pluto (“la riqueza”) y Filomelo, condenados a no estar nunca de acuerdo. Pero esta relación encolerizó a Zeus por vulnerar la hibris (“desmesura, orgullo”) y castigó a Yasión fulminándolo con su rayo o bien incitando a sus caballos a que lo devorasen. Sin embargo, algunos autores describen los lamentos de la diosa ante el envejecimiento de Yasión, lo que excluiría su temprana muerte. Otras versiones afirman que nunca se casó ni tuvo hijos, o que acabó uniéndose con Cibeles y teniendo de ella un hijo llamado Coribas, del que tomarían su nombre los coribantes, soldados-sacerdotes de la diosa.

EPÍTETOS.

Se invoca Deméter con varios epítetos, entre ellos:
  • Anesidora (Ανησιδωρα, ‘dadora de dones’ de la tierra).
  • Anfictíone (de αμφικτιονία, 'fundación conjunta') en referencia al primer lugar de reunión de la Liga del Peloponeso.
  • Cloe (Χλοη, ‘el brote verde’), por sus poderes de fertilidad y eterna juventud.
  • Ctonia (Χθονια, ‘de la tierra’).
  • Erinia (Ερινυς, ‘implacable’).
  • Lusia (Λουσιη, ‘baño’).
  • Maloforos (Μαλοφορος, ‘portadora de manzanas’ o ‘portadora de ovejas’).
  • Potnia (Πωτνια, ‘señora’) en el Himno homérico a Deméter.
  • Tesmófora (Θεσμοφορος, ‘dadora de hábitos’ o incluso ‘legisladora’, pues también proporcionó leyes a sus seguidores), un papel que la enlaza a la aún más antigua diosa Temis. Este título estaba conectado con las Tesmoforias, una fiesta ateniense de rituales secretos exclusivamente femeninos relacionados con las costumbres nupciales.

A sus sacerdotisas se les daba el título de MelisasJunto con Perséfone, se llamaban “las diosas”.

REINO.

Deméter era la diosa la agricultura y protectora del matrimonio y la ley sagrada. Mientras Rea es considerada la madre universal, Deméter es la madre nutricia, no olvidemos que “meter” significa “madre”. Deméter es diosa, pero ante todo es madre. Al concebir a Core, que simboliza el grano, asume el doble papel de madre que da a luz a una criatura y tierra que alimenta la semilla.

Junto a su hija Perséfone eran los personajes centrales de los misterios eleusinos que precedieron al panteón olímpico. Ambas diosas fueron honradas como las principales divinidades de la abundancia y de la fertilidad, y por los agricultores que celebraban, en la época de la cosecha, fiestas como las Tesmoforias y las Eleusinias.

Como diosa protectora de la agricultura, personifica la fertilidad y riqueza de la tierra, y se la considera inventora de la agricultura cerealista (la palabra “cereal” deriva de Ceres, nombre romano de Deméter). Enseñó a la humanidad los principios de la agricultura para que abandonaran la vida nómada, favoreciendo así la ciencia agrícola y el trabajo y, por tanto, la vida en sociedad, pues, gracias a esto, los hombres tienen la oportunidad de evolucionar de un estado salvaje a la civilización. Por esto ocupa un lugar privilegiado en la religión griega y fue especialmente popular entre las gentes del campo cuya economía se basaba fundamentalmente en el cultivo de cereales, y se le atribuyeron numerosos inventos para trabajar la tierra que transmitió a los hombres. Se la venera también como la «portadora de las estaciones» en un himno homérico, un sutil signo de que era adorada mucho antes de la llegada de los olímpicos.

REPRESENTACIÓN Y ATRIBUTOS.

Se la representa sentada en un trono, severa y majestuosa, vestida con una larga túnica coronada con espigas y portando en una mano los símbolos de la agricultura, principalmente la espiga y la amapola y en la otra una antorcha o una serpiente. Su trono era de malaquita verde brillante decorado con espigas de oro y pequeños cerditos dorados. Suele ir acompañada por Perséfone, Triptólemo e Iaco. Normalmente no se retrata a Deméter con un consorte, a excepción de Yasión.
Sus atributos son el trono, la espiga, la antorcha, la hoz, la diadema y el cetro. Sus animales son el caballo, la serpiente, el cerdo y la grulla. Sus plantas son el trigo, el narciso y la amapola o adormidera, que crecía entre el trigo con su brillante color rojo. Su víctima predilecta es la trucha.
Una representación artística conocida es Deméter, de Watteau. Era y es célebre la estatua en mármol de esta diosa que se hallaba en la ciudad de Cnido y que actualmente se encuentra en el Museo Británico de Londres.

MITOS Y LEYENDAS

También podemos encontrarla interviniendo en otras leyendas.
Grabado de Antonio Tempesta
  • La leyenda de Ascálafo: Cuando Hades secuestró a Perséfone y ya se preparaba la joven para regresar junto a su madre, Ascálafo, que habitaba en el Hades, declaró haberla visto comer un gajo de una granada, por lo que Perséfone tuvo que quedarse junto a su marido. Finalmente, por las protestas y amenazas de Deméter, Zeus sentenció que Perséfone permanecería una parte del año en el Hades y otra con su madre. En castigo por su declaración, Deméter sepultó a Ascálafo bajo una enorme piedra, de la que sólo pudo escapar cuando Heracles le liberó en su visita a los infiernos. Pero entonces Deméter le transformó en un búho de orejas cortas, animal que desde entonces vigila en la oscuridad. Según Ovidio, fue la misma Perséfone la que transformó a Ascálafo en búho, rociándolo con agua del río Flegetonte. Esta leyenda parece una modificación posterior de la historia de Ascálabo, convertido en lagarto por Deméter cuando se mofó de ella. La confusión podría devenir de la similitud de las palabras lagarto (Ἀσκάλαβος) y búho (Ἀσκάλαφος) en griego.


Grabado de Antonio Tempesta
  • La leyenda de Erisictión: Eresictión despreciaba a los dioses y no les hacía sacrificios. Para construir un techo para su sala de banquetes no dudó en talar un árbol sagrado de un santuario ancestral de la diosa Deméter. Las dríades que habitaban estos árboles corrieron a solicitar auxilio de la diosa. Deméter tomó la forma de su sacerdotisa Nicipe e intentó hacer desistir a Eresictón. Pero este amenazó a la diosa con matarla con el mismo hacha que estaba utilizando. Entonces Deméter, airada, ordenó a Némesis (la venganza) y a Limos (el hambre) que vengaran este ultraje. El terrible monstruo penetró en las entrañas de Eresictión de tal forma que desde entonces nada saciaría sus ganas de comer, y cuanto más engullera más crecería su hambre. Cuando Erisictión vendió todas sus posesiones para comprar comida, su padre se encargó de alimentarle, pero en poco tiempo acabó también con sus riquezas y Erisictión acabó convirtiéndose en un mendigo que comía inmundicias. Ni siquiera vendiendo a su hija Metra pudo conseguir alimentos suficientes para calmar su desazón. Metra obtuvo de su amante Poseidón el don de poder cambiar de forma, con lo que pudo huir del hombre al que había sido vendida. Cuando Erisictón descubrió esta facultad, la vendió repetidas veces a hombres distintos, pero los alimentos que obtenía a cambio no fueron suficientes para saciar su apetito. Erisictón terminó comiéndose a sí mismo, poniendo fin así a su tormento.

  • La leyenda de Fítalo, Fítalo era un héroe ateniense que vivía en las márgenes del Iliso. Cuando Deméter llegó a orillas del Cefiso, en el Ática, en busca de su hija, Fítalo le ofreció su hospitalidad. En agradecimiento, la diosa le regaló la primera planta de higuera. Sus descendientes, los fitalitas, conservaron durante largo tiempo el privilegio de este cultivo y acogieron a Teseo cuando regresaba de Corinto y le purificaron en su altar doméstico de los asesinatos que había cometido en su viaje hasta Atenas. Por este hecho los fitálidas gozaban de ciertos privilegios en las fiestas de Eleusis.


Nicolas Poussin
  • La leyenda de Melisa. Melisa fue la primera sacerdotisa de Rea  y el apodo las sacerdotisas de Rea Deméter y Perséfone. Despedazada por sus vecinas que intentaron hacerla desvelar los misterios en los que había sido iniciada por la diosa. Como castigo, Deméter mandó una peste que asoló el lugar y, en reconocimiento a la finada, del cuerpo de Melisa salieron abejas. Desde entonces Melisas es el sobrenombre genérico aplicado a las sacerdotisas de la antigua Grecia, quizá porque se las comparaba a las abejas por el murmullo semejante al zumbido de estos insectos cuando se juntaban grandes multitudes en el templo, que era comparado a una colmena.





clásicos: Deméter/Ceres